Todos queremos ser bellos. Todos consideramos que hay una parte de nosotros que no encaja en el ideal de belleza, ya sea en el propio o en prestado. Ahora, ¿cómo nos influye? ¿En qué nos condiciona?
La belleza física: ¿cómo nos influye?
No siempre actuamos de manera racional cuando se trata de la belleza física. Incluso en experimentos en los que se presentan rostros durante una décima de segundo podemos hacer evaluaciones sobre el atractivo físico. Prácticamente todos los estudios concluyen que existe un estereotipo de que lo bello es bueno. De hecho, evaluamos la conducta de las personas diferencialmente según su atractivo. Pero, ¿cómo funciona esto? A lo largo de este artículo, podrás leer qué se ha averiguado hasta el momento sobre esta pregunta. No te lo pierdas.
¿Por qué la belleza física produce atracción?
Es curioso que los seres humanos, que se jactan tanto de ser racionales y de dominar los impulsos con el pensamiento, no puedan evitar este estereotipo cuando tienen a alguien atractivo delante. Los estudios han descrito cuatro razones principales: Las personas atractivas gustan por el estatus que imprimen: la sociedad nos enseña desde pequeños que la belleza es sinónimo de éxito y poder. A veces, lo más parecido a nosotros nos resulta atractivo: aunque esto tiene muchas consideraciones relacionadas con la autoestima y la autoobservación, algunos estudios muestran que los sujetos califican de atractivo lo que se asemejaba a ellos mismos. Quizá los juicios sobre las personas bellas sean acertados: muchas veces, por profecía autocumplida o el mero efecto de este estereotipo, las personas bellas suelen tener más éxito en la sociedad y nuestro juicio acierta, aunque provenga de un estereotipo. Puede que las características positivas de estas personas sean el resultado de las expectativas: la retroalimentación de personas atractivas pueden despertar en ellas estas conductas positivas.
El efecto de la autoobservación en la atracción física
Por supuesto, esto no es más que la base de la atracción por la belleza física. Uno de los mayores factores que han contrarrestado este efecto es la capacidad de autoobservación de la persona que evalúa. La autoobservación es la capacidad de una persona para prestar atención a cómo se presentan ante los demás y qué se espera de ella en sociedad. Las personas con un grado alto de autoobservación son muy sensibles a las claves contextuales y modifican su comportamiento de acuerdo con ello; mientras que las que muestran un grado bajo de esta capacidad basan su comportamiento en las disposiciones internas, no en lo que creen que se les exige. El estudio de Snyder, Berscheid y Glick, ya por 1985, avalaba que las personas que poseen un grado bajo de autoobservación son más proclives a prestar más atención a los rasgos no superficiales, como la inteligencia o la personalidad. La explicación que dan a esto es que estas personas proyectan su propia tendencia a dar más importancia a los procesos internos que a lo que se muestra al exterior.
Consecuencias negativas de la belleza física
Como todo, la belleza física tiene su contrapartida. El estereotipo de que las personas atractivas son más felices, exitosas y capaces de actuar como motivación, pero también como lastre. La necesidad o inquietud por responder a unos estándares puede hacernos mejores, pero también elevar la presión que cargamos sobre nuestros hombros. Aparte de eso, existe un efecto que impide a las personas atractivas aprovechar el feedback positivo que llega de los demás. Cuando alguien muy atractivo físicamente recibe una retroalimentación positiva por otra faceta, como su éxito o su personalidad, es posible que descarten este feedback por no considerarlo sincero. De este modo, la ambigüedad que perciben en esa retroalimentación positiva puede ser causa precisamente de una autoestima inestable.
Como se dice de muchos otros procesos inconscientes similares a juzgar con más benevolencia a la gente hermosa, que ocurra sin nuestro consentimiento no quiere decir que sea incontrolable. A día de hoy existen infinidad de herramientas para la introspección y el análisis de nuestros impulsos que permiten dar un trato justo a todo el mundo, con independencia de su imagen. También es importante recalcar el papel de los medios de comunicación y las redes sociales en la formación de estereotipos de belleza. La belleza tiene mucho de constructo social. El poder de los medios para señalar qué está bien y qué es deseable influye sobre nuestra manera de actuar, pensar y sentir, y puede llegar a ser una carga muy pesada sobre aquellos que no encajan en el molde.