La reina Isabel II de Inglaterra ha fallecido a los 96 años. La monarca que había celebrado su Jubileo de Platino este años al cumplir el reinado más largo en la historia del Reino Unido con 70 años en el trono en el castillo de Balmoral, Escocia, tras sufrir un repentino declive en su salud. “La reina falleció en paz esta tarde en Balmoral”, comunicó la cuenta oficial de Twitter de la familia real. “El rey Carlos y la reina consorte seguirán en Balmoral esta noche y regresarán a Londres mañana”.La reina Isabel II se mantuvo activa hasta el final de su reinado. A pesar de sufrir la dolorosa pérdida de su marido, el príncipe Felipe, y de haberse contagiado de covid, entre otros reveses de salud, cumplió con las obligaciones de su cargo casi hasta el último minuto.
El pasado martes 6 de septiembre, tal como marca el ritual, recibió a la nueva primera ministra británica, Liz Truss, para encargarle la formación de un nuevo gobierno. Este ritual que siempre se lleva a cabo en el palacio de Buckingham, por primera vez en siete décadas tuvo lugar en Balmoral, su residencia veraniega en las montañas escocesas, debido al ya entonces delicado estado de salud de la monarca. En fotos se observa a la monarca recibiendo a Truss luciendo un sencillo suéter, falda con a cuadros estilo escocés, gafas y un bastón que desde hace meses solía llevar consigo. Los cuatro hijos de la reina, Carlos, Andrés, Ana y Eduardo, así como Camila , duquesa de Cornwall y ahora reina consorte, y los príncipes William y Harry, se encontraban en Balmoral al lado de la reina. Kate Middleton, la esposa de William, y Meghan Markle, la de Harry, por el momento permanecían en Londres.
En sus setenta años en el trono, al que llegó muy joven debido a la temprana muerte de su padre Jorge VI, la monarca fue testigo de la desmembración del Imperio británico y de enormes transformaciones sociales que la obligaron a modernizar la institución que encabezaba, sin olvidar el peso de la tradición que la conecta con el pasado. Siempre acompañada por su esposo, Isabel II supo capear todos los temporales que a lo largo de los últimos setenta años sacudieron a la familia real o la sociedad británica, ya fueran crisis políticas, recesiones económicas o escándalos familiares. A su palacio acudieron a formar gobierno figuras como Winston Churchill, Margaret Thatcher o Tony Blair, solo tres de las decenas de primeros ministros a los que encargó formar gobierno a lo largo de los años.
Posiblemente el momento más crítico de su reinado fue la muerte de la princesa Diana de Gales, la entonces exesposa de su heredero, el príncipe Carlos, cuyo divorcio en medio de acusaciones de infidelidad había sido un escándalo que acaparaba titulares. La fría reacción inicial de la familia real a la noticia del fallecimiento de la llamada princesa del pueblo en un accidente de auto en París generó una ola de antipatía hacia la institución que obligó a la reina a corregir curso y aparecer en una intervención televisiva para ofrecer sus condolencias. Tras ese delicado episodio, la popularidad de la monarca aumentó a medida que su reinado superaba récords de longevidad. Ni siquiera el revuelo causado por la inesperada salida de su nieto Harry de la familia real hizo tambalear su figura.