Seguramente, te has visto en la necesidad de meter a escondidas algún bocadillo cuando vas al cine. Y es que, adentro, los dulces y refrescos suelen tener un muy alto precio, llegando incluso a darte unas palomitas tamaño pequeño a $7 dólares, de acuerdo con Thrillist. Para saber la razón de estos precios altos hay que remontarnos al pasado, cuando los estudios que filmaban las películas tenían cines donde podían distribuir sus películas y cobrar lo que quisiera. Sin embargo, las demandas antimonopolio redujeron este tipo de negocios con el tiempo, y en 1948 la Corte Suprema finalmente decidió que los cines y los estudios debían dividir las ganancias de las películas que muestran y hacen. Con esta división de ganancias, los cines ganan tan sólo entre el 20% y el 30% de los ingresos totales de las películas que muestran, y el resto del dinero se va para los bolsillos de los estudios. Esto hace que los cines busquen sacar más dinero de otras áreas, como en la venta de comida. Como los estudios no pueden ganar nada de dinero de la venta de dulces y palomitas, los cines les ponen el precio que quieran para sacar tener más ingresos. De hecho, la mayor cantidad de dinero que hacen los cines lo sacan de la venta de la dulcería, no de las películas.